Desde diferentes medios y por personas conocedoras de nuestro sector se habla de crisis y grietas en nuestro modelo de sector turístico. El liderazgo de nuestra industria turística, vive momentos de incertidumbre ante la presión de otros destinos del Mediterráneo. -más baratos, con menos costes y con una creciente calidad en el servicio-, y los cambios de hábitos de la demanda, en los que internet y las aerolíneas de bajo coste han revolucionado el mercado; sólo reconociendo este fenómeno y adaptándonos a él, es posible sobrevivir en este sector.

 

El nuevo turista del Siglo XXI es un viajero que disfruta de varios períodos de vacaciones al año en lugar del tradicional mes completo. Desde 1999 hasta el 2004 la estancia media ha descendido de 5,2 días a 4,4 días en la actualidad. La tardanza a la hora de elegir destino y la búsqueda del chollo de última hora también ha trastocado los modelos de gestión de los hoteleros, acostumbrados a contar con reservas firmes antes del verano.

 

El modelo actual tiene que dar paso a la calidad de servicio e innovación. Hay que mejorar las comunicaciones y la oferta complementaria y dar un salto cualitativo en la promoción turística, la formación de los trabajadores y el desarrollo de planes teconlógicos de I+D específicos para el sector.

 

Todos los datos disponibles hasta el momento, indican una caída en la ocupación hotelera a nivel nacional de un 11% respecto al mismo período de 2003 y los datos preliminares apuntan a que el mes finalice con un descenso del 6%. No cabe duda, de que las fluctuaciones en la industria turística de España son determinantes, ya que representan aproximadamente el 8% de PIB. Detrás de las crisis siguen presentes las mismas razones que afectaron al sector en el 2003: la psicosis generada por las oleadas de atentados terroristas y el miedo a volar, a la que ultimamente se ha sumado la fuerte escalada del precio de petróleo y su impacto sobre las aerolíneas, que irremediablemente trasladarán al precio de los billetes el encarecimiento del crudo, ya que desde Enero su precio cotiza un 48% más caro.También debemos tener en cuenta el cambio de hábitos del visitante, donde el turismo residencial, por ejemplo, ha ido ganando peso paulatinamente.